jueves, 16 de noviembre de 2006

Veranito

Es como si se estuviera nublando, dijo.
Se había subido lentamente por la escalera del tanque, inspirado profundamente y disfrutado de los dos segundos de aire fresco que venía del sur, después de tres días de un calor parecido al que se imaginaba se estaría sufriendo en el desierto de Atacama que, por supuesto, no conocía.
Había estado esperando ese vientito, ese alivio, esa calma.
Lo que no sabía era que el veranito iba a seguir a pesar de ese momento de descanso, que la calma era improbable; que iba a seguir, porque lo que parecía cambio de clima era efímero, y la tormenta era pura tierra, no iba a caer ni una sola gota.

2 comentarios:

::: dijo...

Yo conozco a alguien que nació en el desierto de atacama y me dijo que, por ejemplo, no hay mosquitos!!

Anónimo dijo...

es verdad, la brisa camino al tanque te hace olvidar un ratito el verano que lo trae