- ¡Época de alergias la primavera!- dijo.
Y sí. La alergia se le despertaba por los copos de los palos borrachos en octubre, y por los pies claustrofóbicos.
Y ése relato, además de darle alergia y picar,
le dolía.
jueves, 12 de octubre de 2006
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3 comentarios:
una claustrofobia pédica,los deditos exigen libertad, es injusto someterlos a apretaditos zapatitos en punta
el problema se complica cuando, además, tenés el alma claustrofóbica.
es cierto, la claustrofobia inmoviliza, es como una muerte larga, larguisima, hasta que uno se muere de soledad
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