Lo que más me había impactado de su casa, muchacho, es que la luz era siempre amarilla.
No sé qué era, pero era amarilla, tan amarilla como los ojos del búho, tan amarilla como enero.
De cuando en vez, sus ojos también me parecen amarillos, aunque no por luminosos, sino por que se le reflejan algunos soles que no existen más que allí.
lunes, 23 de octubre de 2006
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7 comentarios:
cuidado con esos soles.
que pueden ser causados.
por usted.
sea feliz.
todo muy rico por aca.
Muy lindo. me gusta.
Afortunada tù, afortunada de poder tener el sol tan cerca sin quemarte las pestañas.
a veces de tan cerca uno no se quema las pestañas, pero se queda ciego, por lo menos por un tiempo.
hay cegueras que llenana todo de amarillo, pero sobretodo una cosa, dan ganas de quererlo
sí, creo que elegimos las cegueras; elegimos ver todo soleado, como cuando entrás a tu casa después de estar en el patio al mediodía en enero.
me gusta enero...
tal vez sea mi mes preferido, tal vez venga de enero, con ese sol de mediodía y tardecitas frescas...
recuerdo ese enero donde salia a dar vueltas en moto, por las calles de mi pequeño pueblo...
y en los ojos lágrimas, lágrimas por el viento...
quizas ya no se pueda volver a ese enero pero sigo pensando y esperando que este enero, éste el que viene prontito sea inolvidable, como aquellos...
esperemos...enero entre desmemorias, construcción de nuevos recuerdos y los cumpleaños de mis amigas.
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